Te bañas. Te vistes. Te peinas. Te perfumas. Sales a la calle. El clima está templado y el viento fresco golpea tu rostro recién afeitado. Respiras profundamente y te dispones a comenzar un nuevo día. Decides que escucharás algo de música en tu emepetrés: Oh! el nuevo de Slayer, olvidé que lo tenía acá, veamos qué onda.
Play.
Despiertas varios días después en una carceleta, agazapado en una esquina. Desde el otro extremo del cuarto los demás reclusos te miran con miedo en sus rostros (y son tipos grandes). Te pasas la mano por la cara y sientes la barba crecida. Tus manos. Sangre seca. No tienes cicatrices visibles. Tu ropa. Desgarrada y salpicada. Entran los policías. Preguntas y más preguntas. Dónde está el cuerpo, sabemos lo que hiciste, dónde está el cuerpo, de nada sirve mentir, dónde está el cuerpo. Un detective de bigote prominente te susurra: “estás en problemas amigo, hundido en mierda hasta el cuello, mas vale que te acostumbres a las celdas.”
Interrogatorios. Juicio. Reconstrucción. Condena. De por vida. Nunca mencionas a Slayer, no quieres que la polémica llegue a ellos, podrían cancelar su gira sudamericana, no le puedes hacer eso a los fans. Todos merecen la oportunidad de matar a alguien.
3 comentarios:
En resumidas cuentas
Si no te gusta Slayer
MÁTATE
chuchetumare.
experimento: intenten susurrar algo escuchando slayer. no se puede.
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vPk+sB!Nu8pG
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