lunes, 11 de julio de 2011

Nirvana - In Utero (1993)


Nirvana siempre tendrá un lugar especial en mi corazón ya que yo fui parte de ese batallón mundial de jóvenes que aprendió a chapalear la guitarra con el riff de "Come as you are". Recuerdo que formé mi primera banda de rock, eramos Perkhe Peche y yo. Mi primo y compañero de salón Mirco Fischer nos había prestado los instrumentos, una batería que estaba peor que la de Kiko y una guitarra eléctrica blanca marca Sruyz con un cable que parecía de teléfono. Armamos todo en el garage y conecté la guitarra a un equipo casero, esos que cuando le subes un poco el volumen ya suena distorsionado. Yo tocaba "Smells Like Teen Spirit" y "Lounge Act" y Perkhe tocaba la batería de manera chacotera metiendo unos redobles que nada que ver cagándose de risa. Luego cambiábamos de instrumentos un rato y seguíamos metiendo bulla. Así pasábamos tardes interminables, hasta que oscurecía y teníamos que desmontarlo todo ya que ahí mi papá guardaba su carro cuando llegaba del trabajo. Era un ritual de armar y desarmar que cumplimos varios días con todo ese entusiasmo que sólo pueden tener los jóvenes desinteresados que sólo saben que tienen muchas ganas de hacer algo novedoso. Y así, como comenzamos a tocar, déjamos de hacerlo, Perkhe se fue a otro colegio, dejamos de vernos y mi primera banda de rock había llegado a su fin.

Hay algo que trasciende en Nirvana, que va mas allá de sus no tan admirables acordes, ni letras, ni melodías, ni destreza, creo que Nirvana se trata simplemente de ser un puto adolescente siempre. De ser aquel colegial que se pone a dibujar huevadas en la última hoja del cuaderno mientras que el profe habla de inútiles ecuaciones. De aquellas mechitas con algún patita por ahí porque insultó a tu vieja. Es el timbre del recreo e ir a perseguir a esa chica que te comenzaba a gustar. De la felicidad cuando anunciaban que ese examen para el que no habías estudiado, lo iban a postergar (aunque postergado y todo tampoco fueras a estudiar). De gorrear lo que comían tus compañeros, meter chacota, que te boten del salón. Todo eso recuerdo cuando escucho Nirvana.

In Utero creo que es su disco mejor logrado. Es un disco en el que Kurt Cobain estaba física y emocionalmente hecho puré. Visceralidad con un increíble sonido, disco obligado para cualquier ingeniero de sonido, y para cualquier músico que desee un referente de lujo acerca de la "emocionalidad" que se debe transmitir mediante la música.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Casi todos tus comentarios son un momento de reflexion para mi....te agradesco compartir estas letras con un contemporaneo de esta generacion.... mucha suerte