Mr. Bungle - Disco Volante (1995)

Despiertas y no estás rodeado de sábanas, sino de agua. Kilolitros, petalitros, quien sabe. Agua hasta donde tus ojos puedan ver, sin importar la dirección en la que miren. Te desesperas. Pataleas rezando que estés yendo hacia la superficie. Inhalas. Ya nos cagaste, piensan tus pulmones.

15 años después, las corrientes marinas y la constante acción de las placas sísmicas hicieron lo suyo: tus huesos yacen en el fondo del Mediterráneo. Se encuentran custodiados por un cardumen de peces abisales, los cuales no realizan su labor de custodia escudándose detrás de armas, sino de instrumentos musicales:

Alan, el del bigote, suele proferir gritos guturales mientras golpea un Casio.
Pedro toca un theremin moviendo el único dreadlock que tiene, el cual cuelga de su nuca.
Guillermín y Teodoro son los que nadan más rápido, por lo que se presume que tienen los pulmones idóneos para encomendarles los vientos.


No pienses en lo misterioso de la capacidad que tendría un pez para tocar un instrumento; estos osteictios son más competentes que ese mocoso que fue el hit en tu campamento de tercero de media por haber aprendido esto. Cambian de compás y de estilo musical con la facilidad con la que buscas una chela al final del día, y tan rápido que te hará suspender tu buen juicio y dar por sentado que realmente llevas 15 años en el fondo del mar. Esto se vuelve aún más sorprendente cuando ves material de ellos en vivo y descubres que todo está milimétricamente planificado y debidamente notado en partitura. Cero improvisación. Pura disciplina. Como si hubieran seguido la que debería ser la regla capital de la música experimental: haz todos tus experimentos antes de apretar REC.

Sólo me queda decir que este disco abrió más puertas musicales para mí que ningún otro, por lo cual me reservo el derecho de hacerlo responsable de mi inevitable colapso porque, sencillamente, nunca podré saberlo todo.

perche la tua lingua e MIA.